20 de noviembre de 2012

Portadas

En esta primera etapa de “La Chimenea” las portadas han sido el escaparate mejor desarrollado para demostrar la intención y el significado de nuestro trabajo. 

La portada 1 es una portada que nace de la nada, sin atractivo, aburrida y desabrida que nadie quiere leer, sobre todo si se enfrenta con la portada 2, una portada muy lejana a la anterior, abiertamente superficial y sensacionalista que cum
plió a cabalidad su fin: dejar en segundo plano a la arquitectura. La portada 3 es la portada “amarilla”, que a pesar del tema, es más frívola que la anterior, es un número amarillo que se esconde detrás del serio y racional argumento de la arquitectura moderna. La portada 4 es un remedo de la típica “portada de revista” que saca varias cosas a la vista como si se tratase de una venta-remate afuera del garaje. 

La portada 5 es la portada que no puede entenderse sin ver la contraportada, una copia muy subjetiva de las publicaciones correctas que proclaman integridad entre la forma y el fondo, cosa que hasta ahora no hemos hecho ya que la portada 6, a pesar de mostrar una ligera relación entre “texto” e “imagen” (que luego de cinco números suponía otro malabarismo entre significado y significante) retorna a la obviedad de las cosas como poner “Panchito” y detrás de estas letras la foto de Panchito, para que la “sugerente pregunta” que aparece en este número quede retumbando en la memoria de quien la leyó. 

Creemos que no es necesario que la arquitectura sea obvia, directa, derecha e íntegra. Por lo tanto su difusión tampoco. 



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