21 de enero de 2013

Entrevista a Manuel de Rivero (51-1 Arquitectos)

Tema: VIVIENDA COLECTIVA

Publicada en La Chimenea N° 05 (Marzo-Mayo 2012)
Por Israel Romero Alamo
Lima, Perú.

Manuel De Rivero (51-1 Arquitectos)

IR: El edificio Infinium es un edificio de vivienda muy particular en nuestro medio, distinto, detrás de lo que existe podría entenderse que hay algo que no se ve, no es de los que está desperdigado por cualquier parte de la ciudad.

MDR: Primero, fue un reto muy interesante porque fue uno de los primeros proyectos para la oficina (51-1). Quizás demasiado jóvenes nos dan un encargo grande y en un terreno con una vista increíble de la ciudad pero también con una visibilidad tal que no podías escapar de hacer algo que asuma su papel protagónico. Fue un proyecto muy complejo porque el terreno tiene 130 metros de frente y tiene una pendiente muy fuerte. Por otro lado nos pareció interesante el programa, estaba destinado para un nivel socioeconómico muy alto y querían hacer departamentos muy grandes (desde 300 m2), había que entender entonces que el reto era hacer un edificio de departamentos que sea más atractivo para vivir comparándolo con una casa.

IR: ¿Cuál fue la finalidad de ese edificio?

MDR: Sabemos que el proceso de densificación que vive Lima -aun cuando es sumamente necesario- está siendo muy criticado porque se está haciendo con una muy mala calidad de edificios. Nosotros creemos que existe la posibilidad de hacer una vivienda colectiva que densifique en altura y que pueda ser una alternativa real a hacer casas: en vez de hacer 3 torres en un terreno de 4 mil m2, como las que hicimos, se hubieran hecho 60 casas pero hubieran ocupado más de 7 hectáreas de suelo. Juntar estas casas en un edificio salva área libre. Entonces, la idea era como hacer una alternativa de densificación. Otra intención en ese mismo sentido fue evitar la prevaleciente repetición de departamentos del mercado inmobiliario, donde existe una especie de familia ideal a la cual se le hace una casa ideal, nos preguntamos qué pasaría si hacemos diferentes tipos de departamentos para diferentes familias y encima que tengan cualidades de una “casa” con una mayor  y mejor espacialidad.

IR: Digamos que existían las oportunidades propicias para hacerlas realidad.

MDR: Digamos en todo caso que -con mucho esfuerzo- generamos esas oportunidades. Una suma de condiciones donde logramos la complicidad con los clientes, consiguiendo que apostaran por un edificio no convencional y a su vez les permitió vender un producto que en ese momento no tenía mucha competencia, alrededor teníamos los departamentos iguales que ofrecían más de lo mismo.

Una de las cosas más llamativas de este edificio son los puentes de tres niveles que unen arriba las torres. La manera más convencional de acomodar el programa era ponerlo todo en una misma cota del terreno con lo cual se generaba una enorme muro de 130 metros de largo como ha pasado en el resto de edificios en esa zona. Una gran barrera que niega el paisaje del cerro posterior y a nosotros nos interesaba que se mantenga cierta porosidad y el edificio sea más permeable, que no se pierda la geografía del terreno, entendimos que  teníamos que trasladar metros cuadrados hacia el aire para tener metros libres en el terreno, al mismo promotor le sirvió eso porque puede obtener un mayor beneficio económico con metros cuadrados para vender en los pisos superiores (penthouses) que en los inferiores con una vista menos atractiva.

Esta decisión se vio reforzada constructivamente ya que al ser tan abierta la fachada frontal en la torre de la esquina -por la necesidad de dotar a cada vivienda de una máxima vista- esta no tendría suficiente rigidez para soportarse por sí sola en un sismo. Allí entonces el puente actuaría estructuralmente haciendo que la torre lateral la sostenga. Las torres colaboran entre sí para la estabilidad del proyecto. Por ello también la unión con la tercera torre sólo se queda en un voladizo, ya que si se juntaban las tres torres la mayor rigidez de las torres laterales terminarían derribando a la del medio en un sismo.

Edificio Infinium, (Lima-Perú)

Ese encuentro entre saber usar las reglas del mercado, las reglas del lugar y las reglas constructivas, generó este resultado, no salió de un capricho, salió de una formula económica manejada de tal manera que termina armándose bien arquitectónica y urbanísticamente. Aquí es importante aclarar que mis socios Fernando Puente Arnao y César Becerra, tienen mucha experiencia en el desarrollo inmobiliario. Cuando yo estaba trabajando en Holanda y luego acá investigando Lima, ellos estaban arriesgándose como empresarios inmobiliarios, lidiando con bancos, abogados, corredores, contratistas y compradores… Todo ese lado menos glamoroso y que rara vez se toma en cuenta en los medios académicos.  Por lo tanto cuando a un cliente les decimos hagamos esto, es porque conocemos el tema también desde adentro.

IR: Influenció mucho el cliente ¿Qué hubiera pasado en otro caso? Digamos, si las oportunidades para hacer este experimento con la vivienda colectiva no hubieran sido las mismas.

MDR: Tienes que saber escoger tus batallas y tienes que saber lucharlas, no es lo mismo decirle a un cliente “yo voy a hacer este edificio así porque se va a ver bien” o “porque me gusta” es distinto a que les digan “yo lo voy a hacer así porque de esta manera vas a tener mayores beneficios pero, además durante este proceso, la ciudad gana”, es un 2 x 1 y la ciudad tiene de pronto un ícono en un lugar propicio, se ha liberado un espacio en el primer piso teniendo una especie de parque y el residente está en un lugar tranquilo con un parque donde pueden jugar y correr, además el edificio viene equipado con sus propias áreas de esparcimiento, es un barrio contenida en sí mismo, puede funcionar con cierto nivel de autonomía con respecto a la ciudad.

Edificio Infinium, (Lima-Perú)
La otra alternativa era todo lo que ves alrededor, un bloque que se amuralla donde cortas el cerro, donde en la parte de atrás sigue siendo un cerro abandonado y atrás están la lavanderías y las zonas de servicio oscuras, donde nadie quiere vivir. En este caso funcionó con las mismas reglas del juego, con los mismos parámetros urbanos, los mismos tipos de clientes, las mismas personas que vivirán allí. Se ha llegado a hacer algo con las mismas reglas y con niveles de calidad que consideramos mayor.

IR: Es un experimento que probablemente no haya empezado ahí y que probablemente también han venido continuando, ¿Qué ha venido después?

MDR: Efectivamente, el trabajo de una oficina como la nuestra no es una acumulación de proyectos aislados sino una serie de líneas de interés que se desprenden de una agenda. Infinium aparece como encargo, porque los clientes habían conocido un proyecto anterior que habíamos desarrollado (edificio A-Z) que no se construyó, pero donde habíamos planteado justamente un edificio multifamiliar basado en una multitud de tipos de departamentos diferentes.

La secuencia vendría a continuarla Shamrock el Polo, de un tamaño similar a Infinium (alrededor de 30mil m2), sin embargo este resultó más interesante porque ahí seguimos con la idea de los departamentos diferentes pero más racionalizado, con departamentos de 150 m2 y donde introdujimos algo interesante, recuperar ideas que la arquitectura peruana había ido dejando: los barrios obreros o las quintas en donde se introducía vida colectiva al centro de la manzana, como sucede en la Vecindad del Chavo, ese patio como espacio protegido, ese intersticio entre la vivienda y la ciudad donde podía darse esa vida en comunidad, en Shamrock el Polo se consigue. En el caso de El Polo, en un terreno grande, en vez de hacer pequeñas torres en donde el jardín del primer piso se parcela y se vende al dueño de aquel departamento, logramos juntar las áreas verdes en una gran área colectiva y que todas las unidades miren a este “parque”. Así la gente puede ir a ese parque protegido y tener una vida colectiva común.

Se marcó además un hito en el desarrollo inmobiliario limeño y es que por primera vez una inmobiliaria en vez de vender departamentos ‘con finos acabados’ y demás eufemismos, aquí vendían ‘más áreas verdes’, ‘aire puro’. Así se entró en la publicidad y a pesar de tener una fachada muy vistosa porque está en una esquina (y el edificio quería arreglar lo cerrado de la esquina), el proyecto lograba venderse por el área verde, logramos introducir un valor urbanístico en el marketing del sector inmobiliario: el espacio colectivo. Creo que ahí dimos un paso más allá de lo que se hizo en Infinium.

Un siguiente paso se dio en el proyecto de El Rancho en Miraflores, allí hemos convenido con el cliente dejar de construir 10 000 m2 para en su lugar construir un parque, porque lograron entender que igual van a tener rentabilidad -e incluso vender más- con viviendas de mejor calidad, en lugar de tugurizar el terreno con la máxima cantidad de viviendas posibles vendiéndolas más barato. Luego de ese proyecto, ahora estamos con los mismos clientes, entrando a trabajar donde más nos interesa, el mercado inmenso de vivienda colectiva que se desarrolla dentro del programa MiVivienda. Desde el punto de vista urbanístico finalmente los otros proyectos operan solo en la punta del iceberg, para un sector muy reducido de la población.

IR: Luego de este experimento ¿Qué han encontrado? Está claro que problemas propios de la vivienda no pueden solucionarse si se trabaja sólo con la punta del iceberg, con departamentos de 150 o 300 m2 ¿Cómo llevar esos logros a los distintos niveles de la población?

MDR: Para nosotros el centro de interés de la arquitectura es la ciudad. Y el 80% de la ciudad la componen las viviendas, ni casas de playa, ni de campo, ni viviendas de lujo como las de Infinium, sino las de clase media y baja. En ese campo hemos hecho investigaciones acerca de la Vivienda Colectiva en Latinoamérica. Sudamérica tiene ejemplos notables de vivienda colectiva, acá en Perú tenemos la UV3, PREVI, Limatambo o San Felipe. El tema es que hay un momento en la línea de tiempo en el que se abandona por razones ajenas a la arquitectura, por temas económicos o políticos, entonces se deja de hacer viviendas por un largo tiempo, desaparece y se retoma posteriormente con el programa MiVivienda, pero no como una consideración arquitectónica o urbanística sino como una fórmula económica financiera a través de un subsidio. Los arquitectos no hemos entrado lo suficiente a proponer ideas en este ámbito. Quizás porque MiVivienda funciona con un Excel más que con un Autocad; una regla económica en una cantidad de metros cuadrados que se tienen que construir a un determinado precio y una determinada lógica constructiva y listo. ¡Pero nuestras ciudades se están re-construyendo con esto! ¡Los arquitectos no podemos seguir al margen!


Residencial San Felipe, Lima-Perú (Fuente:Blog Habitar)
Es tal el déficit de viviendas que no es un tema si lo que se construye se vende o no, porque todas se venden, el tema es que tan rápido se vende, hagas un mamarracho o todo lo contrario, igual se vende. Por eso los encargados de construirlo no han necesitado introducir algún elemento diferencial, algún elemento de calidad porque igual se vende, si voy a terminar vendiendo ¿para qué voy a invertir en algo mejor? y así por muchos años más no habrá necesidad de introducir calidad y eso es una tragedia. Tenemos que ver la manera de meternos ahí los que estamos involucrados con mejorar la ciudad y la calidad de vida.

IR: ¿Cuál es el tema de la Vivienda Colectiva de ese sector? ¿Dónde está la solución?

MDR: Hemos reconocido que el tema no va por la vivienda en sí misma, en general lo que tenemos claro es que la vivienda ya está bastante desarrollada y pensada, hemos hecho una investigación estudiando decenas de proyectos de MiVivienda y llegamos a la conclusión que hay una planta de 65 m2 que funciona bien con 3 dormitorios, ¿Cómo mejorar eso? Ya es muy difícil, entonces adoptemos eso y démonos cuenta que donde hay posibilidad de innovación es en cómo se disponen las viviendas entre sí. ¿Qué es lo que pasa entre las viviendas? ¿Cómo hacer de calidad el espacio?

Estamos estudiando lo que pasa con los espacios colectivos que se van a generar y que no son las calles, sino son la zona intermedia entre la ciudad y la vivienda unifamiliar, el espacio semipúblico donde la gente lo cuida porque es de un número de personas que se conocen y que es un parque de barrio que es valorado. Nos interesa trabajar ahí, no tanto en la vivienda sino en el espacio entre las viviendas.

IR: Las familias valoran ese espacio, hay una relación directa de pertenencia y se está en la calle pero a la vez en algo que es de nuestra propiedad, no es el área pública inmensa que es de todos y a la vez de nadie, por lo tanto no la logran querer.

MDR: Tomemos por ejemplo el enrejado de calles que ha proliferado en la ciudad, se ha dado en todos los niveles socioeconómicos y en una investigación que hicimos con un grupo de estudiantes hemos visto que la grilla de la ciudad se ha llenado de rejas, hay una entrada pero lo demás son calles sin salida. A priori uno diría: “esto está mal”, “el espacio público es público y debe ser de todos”, soy el primero que piensa que el arquitecto debe ser un soldado defensor del bien común y me espanta cuando el bien común es expropiado por el bien privado, pero cuando un fenómeno así ya lo ves extensivo por toda la ciudad, tenemos que empezar a ver qué nos quieren decir, qué otra lectura -menos obvia- le podemos dar. No puedes decirle “saca la reja porque está mal”, te dan una serie de razones por la cual van cerrando las calles y encuentras razones lógicas. Por ahora hemos suspendido nuestro juicio de decir automáticamente que eso está mal, para pasar a buscar las posibilidades que existen para que emerjan los nuevos patrones urbanos que Lima está generando. Sucede que es muy brutal pasar de una casa pequeña, abrir la puerta y estar en una metrópolis de 9 millones de habitantes, si la ciudad no ha logrado generar ese espacio de transición, la población lo está armando.

Si miramos el vaso medio lleno y no medio vacío, las rejas han permitido que niños puedan jugar en las calles con tranquilidad, ha reforzado el tejido social generando asociaciones de vecinos o verdaderos barrios, aunque claro de una manera muy agresiva respecto a los que quedaron fuera de la reja. Pero si quieres ponerlo de otra forma, han generado una escala intermedia de ciudad dentro de la megalópolis, una suerte de zaguán urbano. Creo que hay mucho por estudiar y proponer en ese ámbito. Finalmente los arrecifes que protegen las costas del oleaje del gran océano, generan los lugares más fértiles y biodiversos del planeta. Esas rejas en Lima yo las veo como arrecifes. Algo encontraremos en este tema en los próximos años.

IR: Entonces el tema de la vivienda colectiva pasa por eso mismo, el espacio colectivo ¿Qué sucede con los problemas internos de la vivienda? Vemos que a pesar de todo, los problemas internos existen.

MDR: El tema de vivienda colectiva pasa por generar vida en el corazón de la manzana, no pasa por generar departamentos o viviendas así o asá, es un tema muy doméstico donde cada uno hace con su vida lo que quiere y donde la propia evolución de las ciudades ha demostrado que la gente sabe bien lo que quiere y que sabe solucionar los problemas de mala iluminación o ventilación pero, en temas generales, uno sabe lo que quiere, el arquitecto debe entender el vacío entre las viviendas.

IR: ¿Cuál ha sido el problema de la densificación?

MDR: En un proyecto (Villa Mivivienda) en el que empezamos a trabajar hace un tiempo, hicimos un estudio de escala poniendo en nuestro terreno los proyectos emblemáticos limeños de vivienda colectiva (UV3, Palomino, San Felipe, etc.) y lo primero que llama la atención es la dramática diferencia en el área libre, en la actualidad te permiten tener 30% de área libre y en los proyectos de hace 50 años atrás superan el 60%  de área libre, luego vas a verlos ahora y funcionan bastante bien, el problema de la densificación es que ha sido una densificación con muy poca área libre.

Todas esas generaciones de arquitectos formados para hacer estas viviendas y que trabajaron para el Estado sabían mucho, la calidad urbana era el fin supremo, pero luego se alejaron del tema por factores ajenos a la arquitectura y no lograron hacer una transferencia de ese conocimiento a la siguiente generación, se perdió mucho. Quizás por ello, nosotros realizamos ahora tantas investigaciones para compensar nuestra deficiente formación. Lamentablemente los arquitectos referentes que tenemos ahora en el Perú han dejado de lado el tema, no se han interesado en la vivienda colectiva y han pasado a hacer sólo introvertidos edificios-objeto. Por otro lado este espacio de MiVivienda ha sido tomado por arquitectos que no tienen ningún interés en introducir conceptos nuevos, en generar calidad urbana, sino son absolutamente pragmáticos y aplican el Excel, cumplen las normas y ya está, hay un vacío, vacío que se empezará a llenar con las generaciones jóvenes que si tenemos el interés en la ciudad.

IR: Importante ha sido en el trabajo de 51-1 el obtener un valor agregado distinto al proyecto “final”, un proceso, una intención. ¿Cuánto tiene que ver su participación en el estudio MVRDV? Podría decir, incluso, que tienen la misma fuerza y la misma dirección.

MDR: Bueno, es evidente y sería hasta raro que después de estar 5 años en un lugar no quede nada, yo estuve muy metido en la oficina, a cargo de los concursos y sobretodo de las investigaciones que a mi juicio fueron el verdadero músculo de MVRDV y de la arquitectura holandesa en general. Creo que he tenido la suerte de ser parte de la formación de esa manera de pensar. Rotterdam alrededor del 2000 era el epicentro creativo de la arquitectura. Entonces lógicamente a través mío, 51-1 bebió de ese manantial de la tradición holandesa de cierto pragmatismo y optimismo.

Tratamos que cada proyecto tenga un cierto ingenio, que el diseño sea el resultado de una inteligencia, no únicamente el resultado de una intuición o de una epifanía creativa o de una situación puramente estética o constructiva. Holanda es el lugar donde históricamente se ha hecho, el 60 % del territorio de ese país (que está sobre el mar) lo han hecho ellos, eso demuestra un optimismo creyendo que todo se puede hacer, encontrando los mecanismos lógicos y no solamente los poéticos.

IR: Muchas veces ese ingenio o inteligencia se traduce en humor, ironía. Recuerdo por ejemplo, en el caso del proyecto del Banco Continental que parten de un esquema de Learning From Las Vegas de Robert Venturi que cuenta con las mismas características.

(Robert Venturi-1977)
(51-1 Arquitectos)
MDR: La ironía es una manera de decir cosas, decir las cosas con humor es mucho más incisivo que hacerlo de una manera protocolar. Intentamos aplicarle inteligencia a la arquitectura, el 2 x 1 en los proyectos (paga por uno y llévate 2), en Infinium el cliente quiere vender departamentos espectaculares, pues, los tiene, pero al mismo tiempo nosotros ofrecemos una implantación distinta en la ciudad, en donde se ve el paisaje además de nuevos programas, ahí hay un 2 x 1, gano la ciudad y gano el cliente. El peruano vive también del ingenio, logra hacer también el 2 x 1, para nosotros es el hilo conductor que une Holanda con el Perú y nosotros hemos tratado de armar esa línea con los proyectos, intentamos generar calidad trabajando con las mismas reglas del juego que los demás. No se trata de esperar hasta que se puedan cambiar las reglas y vivir frustrados en un eterno lamento porque las cosas no son como uno las quiere, hasta que llegue ese encargo ideal con las reglas que uno quiere. A las reglas que tenemos intentamos sacarle el máximo provecho y si ves en estos proyectos ironía o humor, es porque realmente nos divertimos haciendo eso en todas las escalas, la estrategia, la distribución y llevándolo también a nivel de detalle. De MVRDV lo que recojo es esa filosofía de ingenio que termina arrancando sonrisas. Nos interesa y llama la atención ver eso en otros proyectos.

IR: Cuando en el caso de Infinium me menciona el “ícono” para la ciudad, no puedo evitar hacer la comparación con el edificio Mirador de MVRDV para Madrid aunque los casos sean distintos, ya que Mirador es una vivienda colectiva con fines sociales, la intención va por el mismo camino y es notable el grado de ingenio.

MDR: A diferencia de Europa, en el Perú ser ingenioso no es una opción, aquí hay la necesidad de resolverlo ingeniosamente, sino te queda un mamarracho, no puedes decir “me quedó la plata solo para esto”, o decir “está hecho con lo que alcanzó” tú tienes que pensar que con esa plata igual tienes que hacerlo, con ese mismo cliente, con ese mismo terreno, por eso en Infinium se hizo con las mismas condiciones con las que se hicieron los edificios de alrededor, cuando era estudiante y vi por fotos el proyecto Wozoco de MVRDV también me entusiasme por lo que veía en el edificio, esos volados enormes; pero cuando fui, vi lo que había alrededor, la misma mierda que hay en el resto de las ciudades. Ese proyecto se hizo con el mismo presupuesto, con las mismas reglas del juego, pero con inteligencia e ingenio, ahí estuvo la clave, lo demás no debe ser una excusa. En Infinium sucede lo mismo, por eso es bueno comparar el edificio con lo que existe al costado.

Edificio Wozoco, Amsterdam (MVRDV)
Da lo mismo en cualquier circunstancia, en cualquier lugar puedes hacerlo, la misma actitud diseñando para un millonario como para una barriada. Uno tiene que adaptarse a la situación, el tema es no luchar contra las fuerzas sino usarlas, ingeniárselas con las que hay.

IR: ¿Cuál es la clave?

MDR: La investigación nos ha permitido encontrarle las potencialidades a las oportunidades, hacer ese 2 x 1, la investigación es el medio, la clave es hacerte la pregunta correcta: el cliente quiere esto y tú ¿Qué quieres? ¿Qué tiene el proyecto para que tú puedes sacar partido? y esa respuesta sólo se encuentra investigando.


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