Por Israel Romero Alamo
Una página de Facebook con más de 12 mil seguidores no puede ser tomada a la ligera. Más si su público objetivo está conformado por el reducido número de 25 mil bachilleres/arquitectos y poco más de 50 mil estudiantes de arquitectura. No vale tanto por quien la haya creado o esté detrás (cosa que ya parece no importar), sino por la gente que por cualquier motivo la sigue.
Grandes Éxitos de la Arquitectura Peruana realiza la segunda edición de sus premios Goldenberry
—mueca a los Golden Raspberry como parodia del Oscar, y en este caso como burla
de la Bienal del Colegio de Arquitectos— como un ejercicio virtual y de
pretendida democracia al permitir el "voto popular", y con cierta
rigurosidad al tener un jurado especializado (Cristina Dreifuss, Javier Vera y
Lucho Gris) que se compre el pleito de escoger "lo peor de la arquitectura
peruana".
En esta última
edición (2016), el primer premio se lo llevó Rodolfo Cortegana por su (rebuscado)
discurso para la Biblioteca de Ciencias, Ingeniería y Arquitectura de la PUCP.
El segundo fue para la casa Chullpas (Lima) de Luis Longhi. Y el tercero para
el Paseo Yortuque (Chiclayo) y el edificio de la UTEC (Lima).
Todo esto ha generado
más que sólo risas y comentarios fugaces. Por ejemplo, dos reacciones en las
que vale la pena detenerse.
Una de ellas es la de
Jorge Sánchez, miembro de Nómena. Los proyectos de espacio público de Nómena
fueron duramente cuestionados por Javier Vera y Lucho Gris. Esto ocasionó el
normal descargo de Sánchez a la crítica de Vera y este último efectuó la réplica respectiva. Ambos con justificaciones ciertamente coherentes. Para Sánchez, Vera
critica el proyecto sin mayor conocimiento. Vera argumenta que su crítica se
centra en el trasfondo de la obra de Nómena. Prometen en el futuro profundizar
el tema.
En definitiva, una conversación vía Facebook
con discrepancias y puntos de vista lejanos, pero capaces de entender la
situación. Tengo que saludar la apertura de ambos. En particular la de Jorge Sánchez. No es la primera vez que responde a las críticas de manera abierta.
Este hecho es
importante básicamente porque es algo que no suele darse. En general, el defender con
altura la crítica (o reconocer errores o excesos por parte de quien cuestiona)
es un acto de humildad extraño en los arquitectos (peruanos). Bajar al llano y
'ensuciarse' para defender aquello en lo que se cree es un hecho replicable.
Si para algo sirve la
crítica es para ello. Para que se aporte a la mejora por medio de la discusión.
La otra reacción ha sido la de Luis Longhi. Su reacción se ha mostrado en el bando opuesto. Ha
reaccionado como si la opinión del otro, cuando es cuestionadora, no tuviese
valía. Entre broma y broma Longhi expone su pavor e intolerancia a quien se
atreve a ponerle peros a su obra. Para él las críticas son producto de la
envidia; y lo peor de todo es que considera que dicha persona no está en
capacidad de opinar de la arquitectura (su arquitectura) porque no la 'hace' y
no está llena de la "dotación divina" de la que él se enorgullece.
Su postura es potencialmente
dañina. Encapsula al arquitecto en un mundo creativo
donde el centro son las ideas y la "intuición", y lo demás sólo dependencias
prescindibles. No es positivo. De repente sí el primer año de estudios, pero no es
pertinente su presencia rígida cuando aterrizar en la 'suciedad' del mundo real
está a la vuelta de la esquina. Y a eso apunta.
Expresiones de Longhi como "tu envidia es mi progreso" o "qué sabe el burro de alfajores" no afectan a los aludidos, sino que crean en muchos de los que
le siguen de manera casi fanática la idea errada del arquitecto como una
persona incuestionable y perfecta. Estos son algunos de los prejuicios y
perjuicios más grandes de los que adolece la arquitectura (en el Perú).
Pero no es
exclusividad de Longhi. Es lo que piensan muchos de sus contemporáneos ampliamente cuestionados. Sin embargo, ninguno ha reaccionado
para ofrecer algún tipo de descargo, como si responder a las críticas fuese
rebajarse, o como si el crítico se tratase de un profesional inferior o un
"perro chusco".
Ello posiblemente se
deba a que estos arquitectos han sido formados (entre los 80 y los 90) bajo la
concepción del arquitecto estrella. En la que la arquitectura era un objeto
aislado e inmancillable. Intocable, ni por el usuario ni por un foráneo que se
inmiscuye en su proceso creativo. Una postura reprochable e
improductiva que en la situación de nuestro país no tiene suelo fértil dónde
germinar.
En resumen, este tipo
de reacciones responden a una cuestión generacional. La generación a la que
pertenecen Javier Vera y Jorge Sánchez, y también Elizabeth Añaños —actual
Hexágono de Oro, quien ha respondido en más de una ocasión directamente a los
cuestionamientos—, está formada desde una aparente duda frente a "la
arquitectura". Esa duda junto a una época de decaimiento de cánones
permiten la discusión y la crítica constante, como algo natural.
Es evidentemente una
situación distinta a la de arquitectos presionados por ser personajes y su
arquitectura un objeto admirado. Para ellos parece sólo existir las referencias
aduladoras o las descripciones a vuelo de pájaro. Para ellos, la crítica, cuando
hace observaciones severas, es producto de un desorden universal que puede involucrar
incluso la integridad mental o profesional del cuestionador.
Si algo hay que reconocerle a estos ejercicios, todavía extraños entre nosotros, que nacen desde el anonimato y con cierta violencia, es precisamente la onda reactiva que generan. No todo lo que se publica en estos espacios es crítica. Hay mucha broma (lo que no está mal) o apreciaciones que parecen gratuitas o que parten del prejuicio; pero también hay otros aspectos para mirar con detenimiento, dos veces y más allá de lo obvio.
Si algo hay que reconocerle a estos ejercicios, todavía extraños entre nosotros, que nacen desde el anonimato y con cierta violencia, es precisamente la onda reactiva que generan. No todo lo que se publica en estos espacios es crítica. Hay mucha broma (lo que no está mal) o apreciaciones que parecen gratuitas o que parten del prejuicio; pero también hay otros aspectos para mirar con detenimiento, dos veces y más allá de lo obvio.
![]() |
2do Premio, Aguaymanto de Plata: Casa Chullpas. Comentarios del Jurado. Imagen: Grandes Éxitos de la Arquitectura Peruana |
3 comentarios:
Preciso y directo al clavo. Sobre todo al señalar que posturas como la de Longhi no afectan a los que criticamos, sino a sus seguidores. Que son muchos. Eso es peligroso.
Buen artículo
Y si, si se cree que la arquitectura es consecuencia de inspiración divina y que los demás mortales no pueden opinar estamos mal, muy mal . . tal vez por eso los arquitectos no encontramos nuestro lugar en la sociedad.
Publicar un comentario