Por Israel Romero Alamo
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Edificio de la Caja del Santa (Nuevo Chimbote, 2017) |
La
Plaza Mayor de Nuevo Chimbote tiene una década de existencia, igual cantidad de
años que la catedral, su vecina más importante.
La catedral
es un edificio grande para las edificaciones que rodean la plaza: bloques
comerciales y residenciales de 2 y 3 pisos en promedio. Es lo que se espera de
un edificio de este tipo. Es, pues, como solían ser las catedrales cuando la iglesia
católica quería demostrar poder político, económico, social y cultural, allá
por la colonia.
La de
Nuevo Chimbote tiene planta en forma de cruz latina y fachada con alusiones renacentistas,
barrocas y otros detalles de orígenes también europeos. Un collage occidental. Un
edificio proyectado y construido a inicios del siglo XXI pero con la intención
de darle al distrito (de veintitrés años de vida oficial) la forzosa connotación
de “ciudad” con “historia”, como la que tienen ciudades del Perú que datan del
siglo XVI o de inicios de la República.
El
frente de la avenida Argentina, donde se ubica la catedral, el frente de
edificios institucionales de cierta importancia (como el edificio municipal y
el Banco de la Nación), acaba de inaugurar a su último inquilino: el edificio
de la Caja del Santa, ganador del concurso arquitectónico desarrollado en el
2006 y terminado de construir a fines del 2016.
La privilegiada
ubicación del edificio (un lote trapezoidal de poco menos de 500 m2 en la
esquina entre Country y Argentina) asumía una solución que potencie sustancialmente
la relación entre los edificios colindantes, teniendo en cuenta, además, la
idea de ‘centro de ciudad’ que se pretendía.
Sin
embargo, dos motivos terminan mostrando lo contrario.
En
primer lugar, el carácter carente de solemnidad del edificio. La Caja tiene
tres pisos y está compuesta por volúmenes transparentes y estructuras de
concreto que intentan entrelazarse aterrazándose, como en un ejercicio
experimental en el que la forma del objeto es el primer reto a cumplir. Un
planteamiento autista que no tiene en cuenta la situación del edificio y la
valía de la misma.
Un
edificio institucional de este tipo y en este lugar, en teoría, debería
intentar ser uno con algún indicio propositivo menos coyuntural, más histórico
y con proyección, capaz de entender el potencial simbólico que éste en el
futuro podría tener: algo que ‘perdure en el tiempo’ a partir de una búsqueda
consciente del lugar y la época, lejana a eventualismos estilísticos.
Los
eventualismos estilísticos que exhibe el edificio en cuestión carecen de aporte
urbano alguno. Formando parte del “centro” del distrito, en vez de apaciguar el
vedetismo, exageración y hedonismo de la catedral, el edificio de la Caja se aísla
en una apariencia residencial (y comercial) bastante reincidente en la
arquitectura de la costa norte del Perú, mal entendida en el inconsciente
proyectual como solución práctica para todo tipo de situación. Esta
arquitectura, de formas que juguetean para intentar creatividad proyectual,
valgan verdades, es fácilmente replicable en un pasaje repleto de casas de
estrecho frente o entre las discotecas y los bares del Malecón de Chimbote; y
no por eso representarían, tampoco, algún tipo de aporte urbano o
arquitectónico.
Aunque
parecer casa o ser un potencial local lucrativo alquilable y multiusos no son delitos,
el edificio de la Caja, lejos de aportar a una lectura congruente de su entorno
y de servir de nexo entre la catedral preexistente y las previsibles
construcciones comerciales que en el futuro (como sucede ahora) se plantearían
alrededor, se satisface en una demostración poco seria, aislada y puramente visual
de volúmenes y materiales ‘novedosos’.
Esto tiene
su origen en la búsqueda a veces caprichosa de “modernidad”, que algunos creen
se consigue amontonando formas de manera supuestamente lúdica y forrándolas en
vidrio a partir de ideas preconcebidas que se crean desde las aulas
universitarias para cualquier tipología y cualquier contexto. Todo esto, amparado
bajo la sombra de la poco feliz y lasciva frase lecorbusiana en la que la
arquitectura es “el juego sabio de volúmenes bajo la luz”; un a priori que gangrena la relación entre el objeto y lo que le rodea.
Ese
daño no viene solo. Viene también heredado de la tergiversación adoctrinadora
del concepto y la metáfora, cuyo epicentro, aquí, es el legado limeño de la
escuela de Juvenal Baracco, sumado a varias revistas extranjeras de moda de
fines del siglo pasado. Esta mezcla, a través de su escala formativa en Trujillo, le pasa factura a la arquitectura chimbotana desde ya varios años, siendo
hoy parte del hilarante y universal lenguaje de pollerías y casas de ciudad que
creen estar frente a la playa.
El
segundo problema del edificio recae en su ceguera contextual/funcional. Al no
existir parámetros urbanos claros para esta zona, los proyectista del sitio se
entregan a su hasta ahora poco acertado libre albedrío.
En un
ademán contextualista, la Caja replica de manera imperceptible las graderías
del zócalo de la catedral, pero a continuación se sitúa al límite de la vía
pública dando la espalda abruptamente a su vecino (el —también nuevo— Banco de la
Nación) y a la catedral (y su retiro frontal) y con ello desprecia la fluidez
peatonal y funcional de los usuarios de los otros edificios.
Visualmente,
desde la Plaza, el banco y la catedral, la Caja es una barrera diagonal que,
anclada en la disposición complicada de su lote, mira con altivez hacia otro
lado. Si a esto se le incluye el grotesco muro colindante del edificio del
Poder Judicial —vecino trasero de la Caja— y
el edificio de la Municipalidad ubicado en la esquina contraria, que más parece
un multifamiliar pintado con los “colores del distrito”, se obtiene una
zona repleta de edificios sincronizados bajo una total improvisación y
esquizofrenia proyectual, incapaces de pensar la ciudad de manera integral o de
conformar un conjunto amigable para obtener un centro urbano que a futuro pueda
ser siquiera mínimamente valorable.
El
distrito que en algún momento fue un manifiesto vanguardista de planificación
urbana —y que, por ello mismo, nunca tuvo
Plaza sino Centro Cívico—, debido a una irrefrenable
ansiedad por querer ser una “ciudad normal”, se va armando de manera forzada,
por retazos y sin una visión íntegra que pueda tener en algún futuro algo que mostrar más allá de trivialidades como la
de “la plaza más grande del Perú” o —expresión
de la ciudad que la acoge— la de una
catedral que quiere aparentar lo que nunca pudo ser: algo de otros tiempos y de
otros lugares.
El edificio de la Caja del Santa, como otros, es expresión de lo que es hoy Nuevo Chimbote. Un distrito en el que su arquitectura y su planificación divagan, y en el que sus proyectistas no se detienen a pensar más allá del lote de turno.
El edificio de la Caja del Santa, como otros, es expresión de lo que es hoy Nuevo Chimbote. Un distrito en el que su arquitectura y su planificación divagan, y en el que sus proyectistas no se detienen a pensar más allá del lote de turno.
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Catedral de Nuevo Chimbote - Banco de la Nación - Caja del Santa (Nuevo Chimbote, 2017) |
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Avenida Argentina - Plaza Mayor de Nuevo Chimbote (2017) |
5 comentarios:
A lo que llego a entender es que por paradigma la mayoría a de críticos solo se encierran en la absurda idea que por ser una plaza hay que darle un estilo anticuado viviendo de estilos que ya dejaron de existir hace mucho tiempo .. Vivimos del pasado y por eso nadie se atreve a diseñar alguna edificación aportando un nuevo lenguaje.. Los antiguos arquitectos también rompieron esquemas al diseñar algún edificio apegados a algún estilo de aquellos tiempos y tuvieron que recibir críticas de aquellos que quisieron quedarse en el pasado.. Pues es entendible les cuesta aceptar imponer otro tipo de arquitectura.. Y así pasara de generación en generación y por palabreo que exista.. Solo será reflejo de aquellos que les cueste aceptar una nueva arquitectura.. Aunque este tipo de estilo tampoco quiere decir que sea algo innovador, pero lo que si entiendo, es que es un indicio de que ya es momento de cambiar la arquitectura de formas repetitivas y anticuadas en nuestra ciudad..lo cual significa que tenga que desaparecer aquellos estilos antiguos pues por ejemplo Nuevo Chimbote es una ciudad joven y moderna que no tiene relación con la antigüedad.. En todo caso la crítica fuera razonable si en este caso fuese Lima..por ser una ciudad historica. Ya imagino cuantos críticos lloveran cuando se encuentre algún nuevo proyecto rompiendo paradigmas de la arquitectura en esta ciudad.
Creo que más indignación que el edificio, me da el comentario de Hans. ¿Por dónde empezar a criticar tu crítica de la crítica? Definitivamente te faltan conocimientos en el tema. Entendiste que los críticos estarían esperando un edificio... anticuado (¿?). Con eso nos das a entender que no conoces nada sobre "contexto". Te faltan varias horas en la biblioteca o por lo menos en google para buscar ejemplos de edificios modernos bien relacionados con el contexto. El resto de tu comentario gira sólo entorno a eso. Y preocupa tanto un comentario así porque es posible que haya otros similares.
En ninguna parte se trata de "romper esquemas" sólo porque sí. "La arquitectura" se trata de hacer algo apropiado para el lugar. Pero no entiendas "apropiado" estrictamente como similar a lo que hay alrededor. Ahí es donde puedes hacer algo que rompa esquemas sin dejar de ser apropiado. Evidentemente tendrás ocasiones donde no haya consenso, pero ser moderno no es hacer lo que te venga en gana.... porque SE VE MAL Y CAUSA DESORDEN Y LUEGO CUALQUIERA HACE LO QUE QUIERE.
AHHH!
Chapa un libro!
No tiene ni criterio para elegir un edificio que pretende ser. Ese edificio no es nada, en vez de colocarse el muro de ladrillo se colocó las ventanas, nada mas. ¿qué de interesarse por esto?
Hans Esquivel... 1. generico (mas de lo mismo, de poca importancia, nada novedoso) osea ese edificio del banco es todo lo contrario a algo innovador, es cualquier polleria, lee el articulo. 2. los estilos "anticuados" son la mayor performance de cultura que tenemos y ademas de la mayor fuente de ingresos y de Lima y varias ciudades del mundo antiguas. por tanto lo viejito pertenece a la mas moderna actividad economica. 3. Por regla de estetica no puede ni debe haber estilos tan dispares en una plaza sobre todo cuando su mayor construccion es de estilo clasico (aunque se haya hecho hace diez años) un conjunto urbano de estilos dispares y locos es desorden visual y es un paisaje tipico del tercer mundo.
Después de tiempo vengo a leer estos comentarios y sabia que habrían criticas muy hostiles, típicos de los que creen saber mas, y no los culpo por ello; cada uno es fiel a su estilo y cada uno evoluciona y lo defiende como quiere. Ojo yo no digo que toda edificación antigua sea anticuada, anticuado seria mas bien el pensamiento que tienen ustedes. En ciudades de primer mundo obviamente que las reliquias arquitectónicas antiguas son puntos de interacción muy importantes y funcionan, pero tambien hay edificios modernos a su alrededor, tambien hay que saber respetar,o mantener la mente abierta, no se encierren en esa idea que solo se rompe el contexto. si ustedes creen que una ciudad moderna solo se mantiene entre casonas y catedrales antiguas, se equivocan; sigan en ese idea, y va a pasar los años y se van a dar cuenta que lo que aumenta mas son los edificios modernos y los pocos edificios antiguos solo se mantendrán en si como una prueba de su existencia por ser fundamentales para la historia, nada mas...pero no pretendan querer tener la razón por mas libros que se lean ustedes y yo no, porque al fin y al cabo ni sus criticas ni las mías van a modificar lo que ya se construyó y lo que de por si es inevitable :D . Saludos
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