27 de mayo de 2013

Cuando los cerdos vuelan...

Portada del Album Animals de Pink Floyd


Corría diciembre de 1976. La abandonada Estación Eléctrica de Battersea en Londres es asaltada por un curioso grupo formado por fotógrafos, ejecutivos discográficos y hasta un francotirador. Hinchan un enorme globo en forma de cerdo, bautizado como “Algie” y lo dejan volar entre las enormes chimeneas de la fábrica. Se recrea una metáfora de la realidad social: desde las alturas, el cerdo, saciado, contempla la suciedad y decadencia de la sociedad de la que se alimenta. Las cámaras disparan sin cesar. Parte de aquellas fotografías adornarían la portada del próximo álbum de Pink Floyd, el grandioso “Animals”.

El décimo disco de estudio de la banda constituyó una obra de arte en todo su esplendor y complejidad. Este fue el último disco tocado y producido íntegramente por los cuatro miembros de la banda, que pese a empezar a mostrar perdida de placer de trabajar juntos, se involucraron de lleno en este trabajo, aunque casi todo el concepto y la composición quedó en manos de Waters.

"Animals" no es un disco bonito ni amable, por el contrario hace referencia a los peores vicios de la sociedad. Para la concepción de este álbum, Roger Waters volvió a sacar a flote sus inquietudes políticas y sociales enmarcadas en una época de fuerte crisis para Inglaterra, con un gran desempleo, numerosas huelgas y tensiones raciales. Waters apuntó directamente hacia el cen­tro del alma humana, hacia  las obsesiones y características de las personas, analizando a los miembros de la sociedad toda, su orden y su funcionamiento. Además Animals hace un claro guiño al li­bro de George Orwell, “Animal Farm”, aunque enfocándose mayormente a la crítica del sistema capitalista.

Básicamente el disco divide a la raza humana en tres clases de animales: Los cerdos son moralis­tas, hipócritas, déspotas y patéticos (la clase política dirigente, la alta sociedad y los militares), los perros son el sector financiero y empresa­rial que lo único que les interesa es el lucro sin importar el costo humano, y finalmente las ovejas son el gran reba­ño, sumisas, masificadas, cuya única función es ser usadas y abusadas por perros y cerdos.

Musicalmente el tono general del álbum es muy oscuro y un tanto deprimente. Las canciones, salpicadas muy de vez en cuando con efectos sonoros que nos recuerdan a los animales protagonistas, se adentran en progresiones intrincadas, solos algo perturbadores y efectos opresivos. Con intención de no hacerlo todo tan terrible, se crean puentes musicales al inicio y al final de álbum, cantando de forma casi ingenua al amor, generando así un contraste que resulta bastante estremecedor.

Hoy, 36 años después de que Algie alzara vuelo, podemos decir que "Animals" es un disco que envejeció bastante bien, cu­yas letras siguen vigentes y cuyo sonido nos recuerda que Pink Floyd podía ser una banda muy poderosa si las cir­cunstancias y el contexto lo exigían. “Animals" es un disco grande por sí solo, pero también parte de algo mayor, la era dorada en la que Floyd era la banda más importante del mundo, un momento irrepetible en la historia de la música. Nunca el éxito comercial y la calidad artística volverían a estar tan de la mano, y cuya clave era el correcto funcionamiento y la plena colaboración de sus cuatro integran­tes  originales. No hace falta decir más, simplemente recomendar que disfruten de esta joya musical.

“Somos ovejas arreadas
por perros para alimentar
a los cerdos”

Por Alex Mori Vera
Artículo publicado en La Chimenea 7


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