En
algún momento a alguien se le ocurrió la idea de lanzar una convocatoria para
crear el “Himno del Colegio de Arquitectos del Perú”, y creo que nadie le dio la
importancia que el CAP esperaba o, peor aún, muy pocos creían que el hecho se
iba a consumar.
Pero
de alguna extraña manera se consumó. Y es que hay cosas urgentes e importantes
en la vida, y crear una canción para celebrar (¿?) la labor del (colegio de) arquitecto(s)
peruano, desde luego que no es ni importante ni mucho menos urgente.
Pero
bueno, aunque no fuera ni importante ni urgente, quedaba latente la curiosidad por
ver cuál podría ser el producto de este poco común experimento. ¿Un himno? Sí,
un himno, como los de los países cuando son libres e independientes o como los
de las iglesias en sus épocas de mayor fervor. Sin embargo, la curiosidad se
convirtió en una sensación tragicómica al ver el producto final, pues ha sido
catastrófico, demostrando su poca importancia (¿y seriedad?) desde el momento
en que tiene el mismo tonito de un himno de colegio primario.
Primero
empieza con una música que parece bajada de internet que quiere ser muy de otro
siglo, y eso llega a confirmarse cuando los intérpretes empiezan a cantar con
ademán de solemnidad, como se cantaban los himnos hace unos doscientos años. La
interpretación y la música resultan ser lo menos lamentable cuando nos topamos
con la letra. Primero hace una alusión vitruviana: “arquitectos, doctrina rectora, estructura, forma y utilidad”, como presagiando que estaremos subyugados por
la eternidad al pensamiento occidental que se inventó hace dos mil años. Luego
menciona “el concepto y la identidad”,
cosas técnicamente creadas en el siglo XX y que bien podrían desaparecer en el
XXI o en el XXII pero que los creadores de este inusual himno consideran ser imprescindibles
para la arquitectura.
Luego
lo de las estrofas es completamente anecdótico: eufemismos y demagogias -bailando en rima cruzada y pareada de
segundo año de secundaria- que terminan dándole al arquitecto (peruano) deberes
con los que ha demostrado no poder o ni siquiera interesarse y que con este
himno, el CAP, pretende se le quede bien grabado: “gran arquitecto del universo”
(¿?), “historia y juicio ambiental”, “vanguardia y ciencia total”, “como grito
de nuestra unión”, “el progreso de la humanidad” (¿en serio?)
Y lo
más extraño es que el himno, supuestamente peruano, no tiene nada que ver con
el Perú pues no hace referencia alguna a nada que diga que esto es de acá y no
de Chile, de Noruega o de cualquier rincón del planeta Tierra; y eso que podría
haberse caído en chauvinismos incas y chimús, las pocas enorgullecedoras
banderas que parece tener hoy la 'arquitectura peruana'. Pero los creadores
decidieron que no. Tampoco hay ningún “nombre” trascendental o extraordinario,
un Palladio, un Leonardo o un Le Corbusier, qué importa, como para decir: pucha,
ya pues, algo es algo, la arquitectura peruana tiene su Miguel Grau o su César
Vallejo. Pero no, y eso porque la arquitectura peruana no ha tenido ni tiene la
suficiente relevancia para el Perú ni para la arquitectura universal como para
que merezca hacérsele un himno que no corresponde ni a su tiempo ni a su
espacio y que, peor aún, no demuestra tener una utilidad clara más allá de
abrir brindis y reuniones de camaradería. Demostrando así que este himno es un
acto contranatura que quedará por la eternidad como una anécdota graciosa en
el baúl de las cosas intrascendentes.
Coro:
Arquitectos, doctrina
rectora,
estructura, forma y utilidad,
la belleza, aliada mentora,
el concepto con la identidad.
I
I
Gran arquitecto del
universo,
el ingenio a la faz
dispersó,
del diseño que él nos legó,
el poder y el deber delegó.
II
II
Y la regla con ritmo escala,
equilibrio en su obra es
señal,
con historia y juicio ambiental
(2)
la vanguardia y la ciencia
total (2)
III
III
Portavoz cual misiva canción,
como grito de nuestra unión,
arquitectos de pie a la voz,
hermandad, un llamado veloz.
IV
IV
Bienestar, calidad otorgad,
con talento debemos buscar,
desarrollo de la sociedad
(2)
y el progreso de la
humanidad (2)
1 comentario:
Lo del gran arquitecto del universo es, con toda probabilidad, una imagen masónica que los autores han sacado de su logia. El resto de la letra, sinceramente, un adefesio hispanista y occidentaloide.
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