13 de enero de 2014

Había una vez un himno

En algún momento a alguien se le ocurrió la idea de lanzar una convocatoria para crear el “Himno del Colegio de Arquitectos del Perú”, y creo que nadie le dio la importancia que el CAP esperaba o, peor aún, muy pocos creían que el hecho se iba a consumar.

Pero de alguna extraña manera se consumó. Y es que hay cosas urgentes e importantes en la vida, y crear una canción para celebrar (¿?) la labor del (colegio de) arquitecto(s) peruano, desde luego que no es ni importante ni mucho menos urgente.

Pero bueno, aunque no fuera ni importante ni urgente, quedaba latente la curiosidad por ver cuál podría ser el producto de este poco común experimento. ¿Un himno? Sí, un himno, como los de los países cuando son libres e independientes o como los de las iglesias en sus épocas de mayor fervor. Sin embargo, la curiosidad se convirtió en una sensación tragicómica al ver el producto final, pues ha sido catastrófico, demostrando su poca importancia (¿y seriedad?) desde el momento en que tiene el mismo tonito de un himno de colegio primario.

Primero empieza con una música que parece bajada de internet que quiere ser muy de otro siglo, y eso llega a confirmarse cuando los intérpretes empiezan a cantar con ademán de solemnidad, como se cantaban los himnos hace unos doscientos años. La interpretación y la música resultan ser lo menos lamentable cuando nos topamos con la letra. Primero hace una alusión vitruviana: “arquitectos, doctrina rectora, estructura, forma y utilidad”, como presagiando que estaremos subyugados por la eternidad al pensamiento occidental que se inventó hace dos mil años. Luego menciona “el concepto y la identidad”, cosas técnicamente creadas en el siglo XX y que bien podrían desaparecer en el XXI o en el XXII pero que los creadores de este inusual himno consideran ser imprescindibles para la arquitectura.

Luego lo de las estrofas es completamente anecdótico: eufemismos y demagogias -bailando en rima cruzada y pareada de segundo año de secundaria- que terminan dándole al arquitecto (peruano) deberes con los que ha demostrado no poder o ni siquiera interesarse y que con este himno, el CAP, pretende se le quede bien grabado: “gran arquitecto del universo” (¿?), “historia y juicio ambiental”, “vanguardia y ciencia total”, “como grito de nuestra unión”, “el progreso de la humanidad” (¿en serio?)

Y lo más extraño es que el himno, supuestamente peruano, no tiene nada que ver con el Perú pues no hace referencia alguna a nada que diga que esto es de acá y no de Chile, de Noruega o de cualquier rincón del planeta Tierra; y eso que podría haberse caído en chauvinismos incas y chimús, las pocas enorgullecedoras banderas que parece tener hoy la 'arquitectura peruana'. Pero los creadores decidieron que no. Tampoco hay ningún “nombre” trascendental o extraordinario, un Palladio, un Leonardo o un Le Corbusier, qué importa, como para decir: pucha, ya pues, algo es algo, la arquitectura peruana tiene su Miguel Grau o su César Vallejo. Pero no, y eso porque la arquitectura peruana no ha tenido ni tiene la suficiente relevancia para el Perú ni para la arquitectura universal como para que merezca hacérsele un himno que no corresponde ni a su tiempo ni a su espacio y que, peor aún, no demuestra tener una utilidad clara más allá de abrir brindis y reuniones de camaradería. Demostrando así que este himno es un acto contranatura que quedará por la eternidad como una anécdota graciosa en el baúl de las cosas intrascendentes.



Coro:

Arquitectos, doctrina rectora,
estructura, forma y utilidad,
la belleza, aliada mentora,
el concepto con la identidad.

I

Gran arquitecto del universo,
el ingenio a la faz dispersó,
del diseño que él nos legó,
el poder y el deber delegó.

II

Y la regla con ritmo escala,
equilibrio en su obra es señal,
con historia y juicio ambiental (2)
la vanguardia y la ciencia total (2)

III

Portavoz cual misiva canción,
como grito de nuestra unión,
arquitectos de pie a la voz,
hermandad, un llamado veloz.

IV

Bienestar, calidad otorgad,
con talento debemos buscar,
desarrollo de la sociedad (2)
y el progreso de la humanidad (2)

1 comentario:

javier dijo...

Lo del gran arquitecto del universo es, con toda probabilidad, una imagen masónica que los autores han sacado de su logia. El resto de la letra, sinceramente, un adefesio hispanista y occidentaloide.