Por Israel Romero Alamo
¿Por
qué dentro de la arquitectura peruana algunos hechos son concursables y otros
no?
El
concurso del Museo Nacional del Perú, luego de toda la propaganda previa, ha
sido con justa razón ampliamente cuestionado. Sin embargo ese no es el único
hecho importante durante estas semanas. Estamos a pocos días de la inauguración
de la Bienal de Venecia —hecho para el cual también ha existido publicidad,
entrevistas y fotos de por medio— y nadie ha discutido la designación de José
Orrego y Sharif S. Kahatt como comisario y curador, respectivamente; cuando los
representantes y temas de México, Chile o Uruguay, para no ir muy lejos, han
sido legítimamente concursados.
Si
aislamos el hecho de que el Museo Nacional sí llegaría a ser algo “real” y la
participación peruana en la Bienal de Venecia es algo que queda en la pura exposición, tendríamos
que ambos acontecimientos son igual de relevantes para la arquitectura peruana.
Probablemente
Orrego y Kahatt tienen el respaldo de haber participado en la edición anterior…
y eso puede darles de manera automática un poco más de experiencia para
afrontar la situación actual; cosa que no está mal. Capacidades y méritos han
de tener, eso no está en discusión. Lo claramente discutible es la manera en
que se manejan las designaciones y decisiones importantes dentro de la
arquitectura y la reacción que tenemos los arquitectos frente a ello. Desde el
momento en que algo se denomina “arquitectura peruana”, se compromete a todos
los arquitectos del Perú, no sólo a unos cuantos.
Entonces,
¿quién ha decidido que Kahatt y Orrego son los indicados para hablar de la
arquitectura peruana? ¿A quién se le ha consultado para saber si lo que se
expondrá es lo que se debe exponer y, sobre todo, si eso refleja al Perú? En
definitiva, ¿quién decide qué cosa es la arquitectura peruana? Y lo más trágico,
¿por qué de esto nadie está hablando?
En la página 20 de la edición 222 de ARKINKA, importantes arquitectos, encabezados por el director de la revista, ejecutaron un hecho loable para
exigir un poco de respeto a la profesión del arquitecto. ¿Por qué
no han usado la misma influencia y medios de igual manera para promover un
concurso en otros acontecimientos como la
representación peruana en la Bienal de Venecia? ¿Por qué muchos arquitectos no
demuestran la misma vehemencia, preocupación e indignación en todos los casos? De
la misma forma, ¿por qué los arquitectos jóvenes no alzan aquí también su voz
de protesta?
Si
bien es justo indicar que el Estado y el Colegio de Arquitectos del Perú suelen
ser los abusivos e inconscientes antagonistas de la película, eso no es
garantía para indicar que dentro de la "buena arquitectura" las cosas se manejan
con mayor claridad. Es probable que en las próximas semanas y meses se celebre el Pabellón peruano con artículos blandengues y reseñas mermeleras como hace dos años, demostrando que a la arquitectura "oficial" no se le critica.
No
podemos exigir respeto y democracia por parte del Estado y de la sociedad en
general si por dentro los personajes y círculos fantasmales que tienen el poder
(y no hablamos del Colegio de Arquitectos) deciden unidireccionalmente los
destinos de la arquitectura peruana.
Entrevista: Gaeta & Springall / Pabellón
Mexicano 14a Bienal de Arquitectura de Venecia - Fuente: archdaily.mx
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