(Ligero)
manual ilustrado para proyectar una vivienda del siglo XXI
(según
los principios del arquitecto contemporáneo promedio)
¿Qué sucede en la vivienda de la clase media peruana? ¿Qué existe entre la arquitectura de la élite social y la arquitectura sin arquitectos de la barriada? ¿Cómo es el arquitecto que no pertenece a la élite arquitectónica?
Una (ligera) mirada a la vivienda
que no tiene la cobertura de los medios pero que posee una serie de patrones
que la convierten en parte vital de la arquitectura peruana contemporánea.
PRESENTACIÓN:
RESUMEN:
Desde luego esto no es un “manual”.
A nadie le interesaría un “manual” para proyectar arquitectura como si esta se basara
en lecciones similares a la de conducir un vehículo o armar un mueble doméstico.
A estas alturas de la evolución humana nadie necesita un “manual”. El nombre
del texto posee un inevitable doble sentido; no es un manual y quizá sea, en
cierto modo, todo lo contrario. Es un texto compuesto por una “reflexión” que tiene
como centro la mecanizada y casi institucionalizada proyección (hecha por
arquitectos) de la vivienda de la clase media peruana que, luego de a tientas practicarse,
expulsa un producto casi computarizado para después ser tomado como el paradigma alcanzable por los arquitectos de este sector de la población.
PRESENTACIÓN:
"...Este
es un texto anacrónicamente contemporáneo. Un Manual es evidentemente anacrónico,
el arquitecto contemporáneo después de instaurada la 'tradición de lo nuevo' no
cree en manuales, eso lo aprende y lo hace suyo ya desde el primer Taller de
diseño. La vivienda de la “clase media” es un tema vigente, contemporáneo,
urbano, por eso es importante (porque ocupa gran parte de la ciudad), pero a la
vez es insignificante e intrascendente (para el star system arquitectónico)...”
José
Beingolea Del Carpio
CONTENIDO:
Advertencia
1. PRIMERA INTRODUCCIÓN [La clase media contemporánea]
- La familia actual
- Los proyectistas del siglo XXI
- El cliente (proyectista): el ama de casa
- El constructor (proyectista): el maestro de obra
- El proyectista (¿?): el arquitecto del siglo XXI
2. EL SEGUNDO PASO [Anhelo de modernidad: El ama de casa y el maestro
de obra]
- Del panal de abejas: Celdas
- La sala comedor
- La cocina
- El baño chico
- El baño común
- El dormitorio principal
- Los otros dormitorios
- El área de servicio
- La azotea
- De los caminos
- El hall, el pasillo
- La escalera de adentro
- La escalera de afuera
- Del ornamento
- Los pisos
- Los techos
- Los colores
- El jardín
3. EL PRIMER PASO [La sabia modernidad académica: El arquitecto del
siglo XXI]
- Del molde
- El lote promedio
- De la colocación de celdas, caminos y ornamentos
en el molde
- Colocación tradicional
- Variante
- De la apariencia
- Fachaditis
- La fachada bonita
- La fachada moderna
- Cuidado con el satanísimo kitsch
4.SEGUNDA INTRODUCCIÓN [La necesaria explicación]
- Discurso
- Demagogia
FRAGMENTOS:
"El arquitecto está obligado
a servir en una sociedad económicamente fragmentada. Trabaja con el eslabón
social más alto y con el tibio montón del medio; a los de abajo probablemente
nunca atienda. Al no mirarlos incentiva la arquitectura popular. (La vivienda de la clase
media) Es en conclusión, un natural eclecticismo impulsado por las condiciones
urbanas, la que creó un producto que forma parte de nuestro escenario
contemporáneo. Un collage arquitectónico dentro de un lote de cuatro linderos y
un solo frente.
(…)
El siglo XXI, en este rincón
del mundo, Perú, viene acompañado de explosiones constructivas y perspicaces
iniciativas en favor de todo lo que reporte ganancias constantes, sonantes... y
también retóricas. La redención del ser humano y su círculo vital de existencia
son hoy un discurso anacrónico que sin embargo sobrevive encomiablemente en
algunos espacios universitarios. El arquitecto del siglo XXI asume el rol
principal al ser adjudicado automáticamente para tan contradictoria labor. El
arquitecto de ahora continúa pensando como el rey Midas y su estrenado siglo es
el latifundio amurallado en el que el mundo está encerrado.
(…)
El Ama es el natural
arquitecto-decorador de la clase media. El Ama no tendrá los conocimientos
necesarios para ser un arquitecto letrado, sin embargo puede erosionar la labor
de éste (…) El Maestro es un Maestro. El Maestro también es arquitecto. Conoce
por inercia y experiencia el trabajo del arquitecto “con título” y podría
suplirlo sin mayores complicaciones, lo único que no sabe es usar el Autocad y
hacer vistas 3D (a menudo demuestra no necesitar leer los planos) por el resto
es un arquitecto más.
(…)
El arquitecto del siglo XXI
es un buen tipo. Le encanta ser arquitecto, le agrada ser arquitecto porque
desde el principio pensó haber llegado a un nivel superior de la raza humana, a
una culminación cuasi-celestial. Sin embargo ahora, como arquitecto del siglo
XXI, esa magia ha perdido gran potencial debido al medio meditabundo de la
clase media en el que se desenvuelve; pero aún guarda en lo más profundo de su
ser el legítimo espíritu (autoproclamado) superior del arquitecto de élite. Él
se cree un ser súper culto y súper creativo, tan creativo que hasta lo culto le
parece poco creativo. Como si fuera poco, es tan creativo que puede ser
dibujante, administrador, profesor, escultor o pintor frustrado, diseñador
gráfico, psicólogo, músico (también frustrado), contador, fotógrafo,
ambientalista, profeta y al menos unos cuatro tipos de ingeniero. Es como el
pato: camina, nada y vuela. ¡Ya quisieran otros seres vivos ser como él!
Siempre quiere ser el nexo
entre tan celestial personaje y su ciudad, para que, por medio suyo, sus
coterráneos tengan siquiera un poco de buena arquitectura (…) El arquitecto del
siglo XXI, es un innato analista y crítico de arquitectura, cuando recorre su
ciudad automáticamente analiza con visión infrarroja el edificio con el que se
topa sacando fortísimas y fundamentadas conclusiones únicamente observando los
frontis de los edificios.
(…)
Un arquitecto del siglo XXI
manipula los colores de la sala-comedor con notable destreza, no es uno de los
exclusivos exponentes de alguna muestra anual de CASACOR, sin embargo cree
fielmente que podría serlo. La sala-comedor de un arquitecto del siglo XXI
siempre tendrá las paredes cremas o melones y siempre existirá un cuadro
colgado de algo comestible. Absurda manía tan arraigada de suponer lo obvio.
Usted habrá visto en alguna
revista o en la televisión cocinas íntegramente abiertas al público espectador
y le parecerá una genialidad. Se evitará los muros y podrá charlar amablemente
con quien se encuentre en la sala o el comedor. Hágalo si lo cree conveniente.
Pero cerciórese de mantener su cocina limpia, sin trastes usados expectantes de
la voluntad humana, sin moscas, sin trapos sucios, sin desórdenes, sin vasos
casi llenos de jugo de naranja, sin sartenes fuera del lugar de los sartenes,
sin cáscaras de plátanos, sin sonidos, sin la tabla de picar, sin los ruidos
del cuchillo hostigando a la tabla de picar, sin gritos, sin cocinar.
(Los aparatos sanitarios)
tendrán que ser, celestes, azules o verdes. Notará en varias partes de la casa
esa recurrente manía de creer que si el objeto A es de color X, el objeto B,
que está contiguo al A, tendrá que ser de una tonalidad del color X. ¡Vaya
trastornada relación cromática que el arquitecto del siglo XXI ha asumido como
intachable ley!
(Al dormitorio principal) Póngale
una ventana grande e inmensa que esté dirigida al muro de ladrillos del vecino
del frente o al cerco del colegio que está al lado del vecino del frente.
Oriente la ventana siempre al frente para observar ese espectacular panorama,
dicen que mirar afuera es lo mejor que existe y que es la panacea visual para
nuestras alicaídas ciudades anti-ville-radieuse. Mire siempre afuera. Siempre.
No se ha logrado ver en
estas latitudes, dormitorios secundarios sin pozos de iluminación, vienen
incluidos con ellos. Los arquitectos del siglo XXI no han descubierto todavía
una fórmula más efectiva que esa.
(…)
Para las inmobiliarias todas
son familias felices.
(…)
La azotea es el desván de
antaño, con su parapeto de un metro de altura logra atrincherar desperdicio
alguno que el ama de casa cuida con extraño recelo (…) ¿Oyó hablar del
techo-jardín corbusiano?
Al arquitecto del siglo XXI
la azotea le importa un pepino. Le importa tan poco que le deja al maestro de
obra o a quien quiera que sea su proyección. Le importa tan poco que sólo se
preocupa por la parte que da al frente de la calle, el arquitecto del siglo XXI
hasta en eso se comporta como uno de los seres más superficiales del planeta.
Se afana por “lo que se ve”.
(…)
(En la distribución) Los
arquitectos contemporáneos tienden a separar todo por zonas (…) Es el natural
principio moderno de una obsesiva búsqueda de orden.
(…)
Otro criterio indispensable
y muy utilizado por los arquitectos del siglo XXI es jerarquizar y resaltar las
cosas más importantes (como la puerta principal) o lo que sea necesario para
incitar algo. (…) Esto siempre se hace, entonces usted también tiene que
hacerlo. “Jerarquizar” es un contumaz artilugio arquitectónico que ha
evolucionado en estos últimos tiempos.
Para el arquitecto del siglo
XXI la fachada es el único placer de la arquitectura. No hay arquitecto que no
conciba esto como tal. Muchos han de usar, cual mago experimentado, mágicas
palabras para buscarle una justificación a su fachaditis pero sus actos lo
delatarán. El arquitecto del siglo XXI muere por la boca.
Un arquitecto del siglo XXI
nunca gastaría sus energías usando estilos tradicionales. ¡Él vive
orgullosísimo de su espíritu innovador, de su espíritu nuevo!
(…)
La fachada moderna es un
sutil pretexto, una máscara que crece de una a dos dimensiones y que ahí triste
languidece. La fachada moderna es un saludo a la bandera moderna.
(…)
La planta libre ya no tiene
el mismo efecto. La planta libre en el siglo XXI viene acompañada de una
imperdible oferta: Una estupenda reja de barrotes del más negro acero. Negar la
voluntad popular es una pérdida de tiempo (…) Levitar es siempre un plus para
la autosatisfacción de un arquitecto contemporáneo (…) ¡Un legítimo arquitecto
del siglo XXI le tiene pánico a la gravedad! Cree llegar a la plenitud creativa
cuando ha logrado desprenderse del suelo, como si éste estuviera compuesto por
una cama del más ardiente carbón que se rehúsa a tocar.
(…)
Genere un remate, un sutil
soberbio y admirable remate en lo más alto de su vivienda, evite esos techos tradicionales
a dos aguas y las tejas que tanto detesta su tan valorado espíritu moderno. Qué
obstinada costumbre la del arquitecto ¡Se empeña en amanerar el remate cada vez
más!
(…)
(En el discurso) Si el
arquitecto que admira logró convencerle, usted también puede hacerlo con los
demás aplicando un sabio y escultórico juego de palabras bajo la luz... de los
reflectores. Finalmente, usted,
arquitecto del siglo XXI, tiene adherido en la mente el chip que le permitirá
llegar a dicho fin: el creer que la arquitectura (aún) permanece en lo más alto
de la creación humana".
1 comentario:
Hay alguna línea de distribución hacia México? como puedo conseguir el libro?
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